José Luís Alvite. Historias del Savoy. Con un CD: “Alvite lee a Alvite” y “Carlos Herrera entrevista a Alvite”. 4ª edición. Ézaro, Madrid, 2004.

   
 

El autor.

Nació en Santiago de Compostela, 1949, y falleció en el 2015. De familia directa de periodistas, de los de antes, hechos a sí mismos, afincados en su ciudad natal. Se casó dos veces. Empleado de banca durante un tiempo, hasta que lo dejó todo para seguir a Carlos Herrera en la radio y del que este llegó a asegurar: “José Luis es tan desastre que es capaz de dejar pasar un año entero sin pasar una factura y, lógicamente, sin cobrar una peseta de su colaboración”. Colaboró en diferentes medios. Sus obras literarias constituyen en realidad una recopilación de artículos. Libros publicados: Historias del Savoy (2004), Almas del nueve largo (2007), Áspero y sentimental (2008), Humo en la recámara (2011), Lilas en un prado negro (2012), Charlas de nunca (2014), que aparecieron todos en la misma editorial. Premio Diego Bernal por su labor profesional, poca cosa para un genio.

 



La Obra.


   

De los malditos de verdad, o que lo parecen, se puede esperar de todo, incluso un milagro. La literatura de Alvite lo es. No sé cuál es la razón que nos arrastra a no creerlo pero es así. Cuando, entonces, por un avatar desconocido llegas a sus libros, no te explicas porque nadie te lo advirtió, antes, que debías leerlo. Vete a saber, a tal circunstancia quizás haya influido significativamente que no se lo llegó a creer el mismo -“soy un tipo en cuya biografía lo más interesante es la fe de erratas”-, a que nunca se convenció de que llevaba el arte de escribir en sus venas. Este autor fue mi descubrimiento de este verano –empiezo a creer que todos los años tengo esa fortuna, la de un hermoso encuentro, tan inesperado como brillante-.

En este libro el autor recrea un mundo de personajes fascinantes que destilan humor negro: historias ambientadas en el Savoy, por el que pululan sus asiduos, “sus malos de buena fe”: la corista, el matón, el pianista Larry, el jefe Ernie Loquasto, o Lorraine Webster, una mujer que no pasa inadvertida en el retrete de caballeros. El autor acerca al lector a un mundo nocturno de mucho humo, de buena música y de personajes condenados a ser unos eternos perdedores. El Savoy es un escenario que le permite a Alvite mostrarse a través de una especial filosofía de la vida, traducida en metáforas, en aforismos, en pensamientos que te impactan como balas demoledoras nacidas de su pluma de nueve largo, que te atraen y te arrastran inexorablemente hasta el final de la lectura.

Sirvan como ejemplo de ingenio inteligente, sin ánimo de destripar nada, o como dirían los que no saben español, de hacer spoiler, algunas frases que hemos entresacado de nuestra lectura:

  • El bolero es una coartada. Os vais al centro de la pista, donde suena más fuerte el sofrito de los pies que bailan, amigo mío, y entonces le haces sitio a su cuerpo en el tuyo”.

  • "Terry Shelton me dijo en una ocasión que no leía libros por temor a que le saliesen gafas”.

  • Refiriéndose a los políticos: “Tienen un fondo de filosofía y de táctica, una señora que les elige la ropa y un jefe de prensa que les pule la ortografía. A menudo el resto suele ser papel de periódico, y en la mesita de noche, un reloj con la hora de Washington”.

  • La mejor cualidad de un hombre suele ser una mujer”.

  • El amor es algo muy resistente; se necesitan dos personas para acabar con él”.

  • Un tipo del Savoy dijo hace unos días que la familia es una enfermedad de transmisión sexual”.

Y así mucho más, casi doscientas páginas, de un autor que desde luego merece un conocimiento y, sin ningún género de dudas, un mayor reconocimiento, aunque a él, lo sospecho, le hubiera importado más bien poco en vida y ya no digamos ahora.



                   

 

 

   
 

Hay mujeres tan altivas que te pueden cruzar la cara con el humo de su cigarrillo.

   
 
 
 
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