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El autor. Alejandro
Andrés Zambra Infantas, nacido en 1975, en Santiago
(Chile). Licenciado en literatura hispánica.
Obtuvo un máster en filología hispánica
en Madrid, donde se casó y se separó al
poco tiempo. Enseña literatura en la Universidad
Diego Portales. En el 2006 publicó en Anagrama
su primera novela, Bonsái, después
llevada al cine. En el 2007 publicó La vida
privada de los árboles y en el 2011 Formas
de volver a casa. Sus novelas han sido traducidas
a diferentes idiomas. También escribió
poesía y colaboró en prensa. Ha recibido
varios premios.
La Obra. Llegué a este libro a través
de un comentario de otro escritor, Juan Cruz, que aparece
en su libro Especies en extinción. Se trata de
un relato corto, un cuento, que eso es lo que es, si
se analiza. Ni “novela-resumen” ni otras
monsergas, y
punto. Facilita su lectura, además de la brevedad,
la distribución en capítulos cortos y
la letra grande. Eso sí, se trata de un libro
que, como suele ser habitual en los que, por algún
motivo de originalidad se salen de la norma, no tienen
vocación de gustar a todo el mundo.
El relato gira en torno a Julio y Emilia, con advertencia
inicial de que ella muere y él se queda solo.
Estudiantes de literatura ambos, que se mienten en sus
conocimientos y afinidades para impresionarse mutuamente,
que viven un intenso romance y que ligan la supervivencia
de su amor al de una plantita. Se acaban separando.
Julio, solo y atrapado en el pasado, decide dedicar
sus días a ver crecer un bonsái, mientras
comienza a escribir un libro, inspirado por un escritor
al que conoció, y que, sin casi ser consciente
de ello, resulta estar reescribiendo su propia historia.
Nada del otro mundo, una historia de amor, un tanto
embrollada eso sí. Por si no quedó muy
claro el argumento, alguien (Julio Espinosa Guerra),
lo resumió magistralmente: chico conoce a chica,
salen juntos un año, ella lo deja, él
sigue enamorado, ella se va a Madrid, él sigue
enamorado, pasa el tiempo, él sigue enamorado,
ella se suicida, él sigue enamorado, años
después se entera, él sigue enamorado.
Añádanle todo lo demás, hasta convertirla
en “una historia liviana que se pone pesada”
y que acaba resultando especial, interesante, con un
algo de poético, de lenguaje depurado (aunque
yo me pregunto, porque lo leo más de una vez
en este libro, ¿se puede decir “intelectual
de derecha”?), cargada de citas de otros autores
que se implican en la propia historia de los personajes.
Se trata de literatura. Merece la pena.
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